Todo ocurrió cuando Stephen St. Bernard, el héroe de Brooklyn, oyó gritos en la calle, al prestar atención de lo que pasaba pudo ver una niña subida en la caja de un aire acondicionado instalado en la tercera planta del piso de apartamentos donde él residía, Stephen, al ver aquello salió disparado para intentar salvar de alguna manera a la niña, al llegar allí, y viendo como su vecina Keyla, que padece de autismo, bailaba y sonreía, sin reparar en el peligro que se le avecinaba.
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